¿Buscas inspiración para tu próxima escapada fotográfica? La República Checa guarda rincones mágicos lejos del bullicio turístico: bosques profundos, aldeas detenidas en el tiempo y paisajes que parecen sacados de un cuento. Descubre con nosotros los pueblos checos más escondidos, ideales para capturar la esencia más auténtica del país.
Rincones naturales para perderse (y fotografiar)
Los bosques de Šumava, en la frontera con Austria y Alemania, ofrecen un espectáculo natural de niebla, lagos glaciares y árboles centenarios. Es un lugar ideal para los amantes de la fotografía de paisajes y fauna salvaje.
En Moravia, el Bosque Blanco (Bílé Karpaty) sorprende en primavera con sus prados floridos y senderos solitarios. Muy cerca, el pequeño pueblo de Žítková es famoso por su historia de curanderas y su atmósfera mística.
Pueblos donde el tiempo se detuvo
Lidice y Křivoklát conservan un aire melancólico, perfecto para capturar escenas íntimas. Por otro lado, Boží Dar, uno de los pueblos más altos del país, ofrece vistas invernales de postal.
Para quienes buscan lo verdaderamente remoto, Jizerka, en las montañas Jizera, es un antiguo asentamiento de leñadores rodeado de silencio y naturaleza pura. Sus casitas de madera negra contrastan con los verdes intensos del verano y la nieve en invierno.
Consejos para tus fotos
- Aprovecha las primeras horas del día o el atardecer para capturar la mejor luz.
- Lleva calzado de montaña, muchos de estos lugares son de difícil acceso.
- Respeta la tranquilidad de estos pueblos: son habitados por gente que aún vive al ritmo del bosque.
Explorar estos rincones no solo enriquecerá tu álbum, sino que te permitirá conocer una Chequia más auténtica y silenciosa. ¿Te animas a descubrirla?










